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El cuidado de nuestras mascotas senior


La relación y convivencia con animales en la actualidad no solo es cada vez más común, sino que, además, ¡perros y gatos cada vez viven más tiempo! Y lo que a simple vista es un regalo para quienes disfrutamos de su compañía, viene acompañado de una serie de responsabilidades que habrá que considerar para asegurar que tengan una vejez saludable tanto física como mentalmente.


Para determinar cuándo un perro debe ser considerado un adulto mayor, habrá que tener en cuenta, al menos, su tamaño. Así las razas grandes envejecen más rápido que las razas pequeñas o miniatura.


De acuerdo con la Guía de Atención a la Tercera Edad de la Asociación Americana de Hospitales Animales, un perro será considerado como senior o adulto mayor cuando se encuentre aproximadamente en el último 25% de su esperanza de vida. Un Poodle, por ejemplo, entre los 11 y 15 años, y un perro grande, como el Boyero de Berna, entre los 6 y 8 años. Luego, posterior a esta etapa, podremos considerarlo como geriátrico. En los gatos, en tanto, será senior desde los 11 y 14 años de vida y geriátrico, cuando tenga más de 15 años.


Aunque sabemos que el envejecimiento no es una enfermedad, sí predispone a algunas de ellas, donde el déficit sensorial, los problemas osteomusculares, cardíacos y metabólicos son protagonistas y, en consecuencia, de no prestarles atención oportuna, veremos comprometido su bienestar. Es importante entonces realizarles un chequeo médico idealmente cada 6 meses para asegurar que su salud está en óptimas condiciones o bien, de existir alguna enfermedad diagnosticada, la mantengamos bajo control.

En pacientes sanos, será recomendable realizar al menos dos veces al año un hemograma, perfil renal y hepático, evaluar hormonas tiroideas, coproparasitario (parásitos intestinales), presión arterial, examen músculo esquelético, radiografía de tórax y examen oral. Habrá que tener en consideración, además, que en la medida que vayan desgastando sus órganos de los sentidos, principalmente la vista y el olfato, nuestro viejito se irá sintiendo cada vez más vulnerable, por lo que podremos notarlo más irritable y menos dispuesto a socializar. Esto es muchas veces lo que favorece la aparición de problemas de adaptación y ansiedad, que, como consecuencia, afecta el estado de ánimo no solo de nuestra mascota, sino que el de toda la familia.


CUIDADOS ESPECIALES PARA ELLOS

Lo primero que se debe tener presente es que una mascota senior probablemente dedicará la mayor parte del día al reposo, por lo tanto, habrá que dejar a su disposición camas cómodas, limpias y de fácil acceso, más aún si presentan alguna alteración motora que les dificulte llegar hasta ellas. Siempre debe haber una cama ubicada en una zona de la casa que le permita compartir con la familia, ya que, aunque esté descansando, agradecerá sentirse acompañado.


Las mascotas más viejas siempre tienen problemas para regular la temperatura, por lo tanto, habrá que preocuparse de mantenerlas en un lugar confortable donde puedan descansar. Si toleran un chalequito, utilícelo, pero no olviden cambiarlo o sacarlo cuando sea necesario.

En ocasiones no podrán aguantar el pipí hasta la hora de salida, por lo tanto, es ideal disponer de al menos una sabanilla para que vayan al baño y evitemos accidentes.

Para los perros o gatos más viejos que disfrutan de una siesta sobre la cama de sus tutores o el sofá, es probable que requieran de una plataforma o rampa que le facilite el acceso.

Y también es bueno reconocer qué les gusta y qué les molesta. No los obliguen a interactuar o desarrollar actividades de las que no disfrutan. Hacerlo solo dañará el vínculo y hará que esté de mal humor.

Finalmente, muchos piensan que los perros y gatos al llegar a la vejez, están imposibilitados de aprender cosas nuevas, sin embargo, mantenerlos activos mental y físicamente, respetando sus tiempos y capacidades, es crucial para un correcto bienestar.

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